La obra de Vicente Soriano podría sintetizarse a través del siguiente esquema: formas sencillas, tonos neutros, un cierto minimalismo conceptual. Y, por encima de todo ello, la potencia o la sutileza, la fiereza o la suavidad de los materiales como principios creativos. Dejando que éstos transpiren su propia esencia y, a menudo, tratando de llevarlos hasta el paroxismo formal y procesual.